Crítica de «Logan», de James Mangold.

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El eslogan de esta película dice: “Su momento ha llegado”. Probablemente una clara referencia a la llegada del nuevo personaje de Marvel que está dispuesto a crear su propio universo. Hablamos de X-23. Porque a pesar de no ser la protagonista de la cinta, consigue robar toda la función, convirtiéndose en el primer icono pop del año. Que mejor manera de acompañar esta gran presentación con el final de otra historia. Porqué los superhéroes también son humanos (al igual que los actores), y va siendo hora de dejarles en el recuerdo y seguir adelante. Una oportunidad de oro para crear una historia mucho más fuerte donde prime la nostalgia y despedir a dos personajes tan emblemáticos como Charles Xavier y Lobezno (o al menos despedir a los intérpretes que les dieron vida por primera vez).  

Partamos del argumento. La historia transcurre en el 2029. No sabemos si en mundo paralelo al de la primera era de X-Men, a la segunda o en un universo alternativo. Un cacao dimensional al que no se da respuesta, pero que no importa, lo que importa es centrarnos en este momento, para contarnos una nueva historia. Con un desgastado Lobezno que vive de chofer de limusinas en la Ciudad de México. Compartiendo hogar con Calibán (el mutante lector de mutantes al que vimos brevemente en X-Men Apocalipsis) y  el profesor Charles Xavier. Un Xavier inconsciente de la realidad y atormentado por unos acontecimientos que parecen estar relacionados con la extinción de los mutantes de la tierra. Cuando la joven mutante Laura (X-23) se cruza en el camino de Lobezno, no le queda más remedio que ayudarla en un viaje hasta el Edén, un refugio de mutante que lucha por preservar la vida de la raza mutante.

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El primer capítulo narrativo se deja saborear gratamente. Con una atmosfera sucia, desértica que nos permite relacionarla incluso con las películas del oeste. La presentación de los personajes, el contexto de los acontecimientos, su violencia explícita, las relaciones paternofiliales, sus increíbles escenas de acción bastante funcionales (esa magnífica primera persecución). Sin embargo, la atracción se rompe con las decisiones que pretenden llevarnos hacia el último acto. No sé si basadas en el propio comic, pero dando un archienemigo final tópico, convirtiéndose en un gran lastre, que recuerda a la abominación del Masacre que vimos en X-men Orígenes Lobezno (si, si recordad que hubo un Deadpool antes de Deadpool).  Destrozando además, el que probablemente fuera el momento más trascendental de la historia. Al que apenas se le da el peso necesario a lo que nos está contando (recordándome un poco a esos sinsentidos de X-Men 3). En conjunto, lo que parecía un precioso desenlace acaba convirtiéndose en una anodina pesadilla. Repitiendo los fallos de las dos primeras partes de la historia de Lobezno en solitario. Lo importante es alabar la imagen de Jackman y crear un alocado mundo de efectos especiales y acción. No hay una historia con el suficiente peso para engancharte. Cualquier fan de Lobezno, la disfrutará pero deja a una parte de los espectadores viendo como no aprovecha la oportunidad de subir el listón.

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Como decía previamente, la mejor parada es Dafne Keen (X-23). Un personaje femenino fresco que tiene las mejores escenas de la película y que tan solo con sus expresiones conecta con el espectador rápidamente, encariñándote de ella al instante. Aunque su forma de relacionarse con el resto de personajes me resulta algo irritante y no del todo bien resuelto en el guión (¿cómo pueden entenderla?). La acompañan Hugh Jackman, del que se aprecia una necesaria evolución, en esta faceta de devastamiento. Un nuevo matiz, que completa la linealidad que siempre sabe dar al personaje. Un olvidable grupo de villanos poco desarrollado, algo cada vez más irrisorio e intolerable en este tipo de cine. Calibán (Stephen Merchant) que aporta algo de oxígeno y humor a la película, pero que enseguida queda en un segundo plano, dejándonos casi sin poder sacarle jugo. Y personalmente creo que el peor parado es Patrick Stewart que aunque posee escenas geniales no se expone todo lo que debería para la supuesta despedida de su personaje.

Probablemente, la reiteración que sigue la saga, que centra normalmente sus guiones en el control de los X-Men o como estos evitan su extinción. Está generando su propia extinción en el mundo real. Rompiendo las esperanzas de aquellos fans de la patrulla X que necesitamos algo más que entretenimiento en una película. Hay que aprender de esa genial “Primera Generación” o la reciente “Legión”, auténticas renovaciones de la esencia que tanto ansiamos. No da lo que debería y deja preguntas que no van a ser respondidas. Un amargo sabor del que esperamos cierre un capítulo del agotamiento que arrastra la saga tras 17 años de vida.

NOTA: 2/5

Juan Carlos Aldarias.

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